En el día de hoy hemos recibido varias visitas de colegas. Os voy a hablar de ellos.
Ha venido Ignacio Martínez. Probablemente, muchos habéis oído hablar de él, pues es de los más veteranos de Atapuerca. Le veréis frecuentemente en la Sima de los Huesos junto Arsuaga, de quien es devoto discípulo, y con él es coautor de dos libros: uno es La Especie elegida, el libro más difundido sobre paleoantropología en toda Europa; el otro, menos conocido, se llama Amalur y trata sobre la evolución de la vida en la Tierra. Tengo tal devoción por este libro y su temática que mi hija se llama Amalur. Martínez, Nacho para los amigos que somos legión, es profesor de Paleontología en la Universidad de Alcalá de Henares y, por lo que me cuentan, es de los profesores más celebrados, algo que no me sorprende habida cuenta de su brillantez y elocuencia. Arsuaga no ha podido encontrar un mejor continuador de su saga.
Estudia el bajocráneo de los homínidos y especialmente lo relativo al oído y a la fonación. Ha revolucionado el estudio de estos aspectos, pues anteriormente todos los trabajos se centraban en el estudio del hueso ioides y él se ha centrado en el estudio de la cadena de huesecillos. Claro que previamente los rescatan en el fondo de la Sima, y es verdaderamente milagroso que se conserven en perfecto estado. ¡Vaya sitio la Sima! Hace algunos años, Nacho me permitió ayudarle en la extracción de una de estas cadenas de huesecillos. Con un colador finísimo, fue inyectando líquidos en el fósil craneal hasta que salieron los ínfimos huesecillos en cuestión. Fue un momento apasionante que no olvidaré en mi vida. Nunca podré pagarle esta deuda de gratitud con él contraída.
También ha venido Jesús Álvarez Sanchís, profesor titular de Prehistoria en la Complutense, mi universidad y la suya. Jesús se ha formado con los catedráticos de Prehistoria Gonzalo Ruiz-Zapatero y Martín Almagro Gorbea. Viene para que terminemos un artículo que enviamos a la revista Madrid Histórico sobre la exposición de los vettones que actualmente exhibimos en el M.A.R., y de la que Jesús es comisario, pues es un gran especialista en la materia. De cuantas exposiciones de produción propia hemos presentado en el Museo, ésta es de las que más satisfecho me siento, pues Jesús y todo el equipo de la exposición han conseguido crear una exposición verdaderamente pedagógica, y lo han conseguido, porque en todo momento han tenido presente no la opinión de los colegas arqueólogos, si no la del espectador medio, la del gran público. Jesús, como digno discípulo de Gonzalo Ruiz-Zapatero, se caracteriza por la enorme claridad expositiva. Hilvana como nadie los argumentos; por eso es un gran profesor.
También nos han visitado Carmen Priego y Salvador Quero, que actualmente trabajan en el Museo Municipal y en el de los Orígenes del Ayuntamiento de Madrid, respectivamente. Ambos han sacrificado sus carreras como investigadores de campo para centrarse en la gestión de sus museos. La arqueología ha perdido dos grandes profesionales, que los ha ganado la museología. En su momento, hicieron muy importantes trabajos sobre el paleolítico madrileño y sobre la Edad del Bronce. Hemos recordado con nostalgia los años y excavaciones de juventud, mucho más duros que los actuales. Se han ido impresionados de los medios humanos y técnicos con los que contamos, así como del rigor con el que trabajamos ahora en España, impensable hace sólo unos años. Otro día hablaremos de los tiempos gloriosos. Ahora, como se ha hecho tarde, toca la ducha y la cena bien merecidas. Ciao.
Hoy he leído en prensa que las herramientas fabricadas por los neandertales eran tan buenas tecnológicamente como las del Homo sapiens. ¿Han visto también esa perfección en los utensilios de piedra que han encontrado en Pinilla? Muchas gracias